domingo, 16 de julio de 2017

Sospechosos

Sospechosos
El Sol ocultándose tras la elegancia arquitectónica que le rodea, y de nuevo ha vuelto a perder el Bus. Baja lentamente la mirada hasta ver su mano oscura perlada de sudor, aprieta fuerte el bono-bus mensual, está hecha un manojo de nervios. El permiso para deambular entre la gente de bien está a punto de caducar. Y no quiere volver pasar por lo mismo de la última vez, no quiere que le vuelvan a humillar, no quiere volver a ser tratada como una delincuente.
En pocos minutos la Luna llena bañará las calles, y con ella alumbra el influjo del temor, nace como cada noche el miedo al diferente. Carmen sabe perfectamente que en pocos minutos mutará de inofensiva chica de servicio a sospechosa peligrosa.
Con la iluminada oscuridad no tiene donde esconderse. Los mismos vecinos que pasan por su lado sin reparar en su presencia durante la luz del día, que no reparan en ella de ocho a dieciocho horas de lunes a viernes, los mismos que le dotan de impunidad al no dignarse a bajar la mirada hasta el metro cincuenta que levanta del suelo Carmen. Para ellos, para los mismos, fuera de ese horario, ella no es más que un bulto sospechoso, cada vez más nerviosa se siente tan señalada, como si la alumbraran con cañones de luces de neón anunciando peligro.
En el silencio del atardecer, puede ver las sombras alargadas a través de los visillos blancos de los inmensos ventanales, y también le parece oír el golpeteo de los dedos blancos y estilizados marcando en la pantalla del smartfhone el número de la seguridad privada.

Parece que ya viene el siguiente bus, con retraso, pero ya llega ¡Gracias a Dios hoy se va a librar de incoherentes interrogatorios y crueles ninguneos! Si, por fin llegó, con un chirrido se detiene, y con un seco sonido de descompresión se abren las puertas de acordeón. Con un suspiro rápidamente se acomodó en el duro y acartonado asiento de escay marrón. Durante el corto trayecto hacía otro mundo, hacía su mundo, ya destensada, cansada y exhausta, Carmen con delicadeza y cariño guardo su bono transporte (pasaporte) en la fundita de color verde oliva. La cabeza no asoma por encima del asiento, y así medio escondida, cerró los ojos y volvió a fantasear un día más, como tiene por costumbre hacer durante todos los viajes de lunes a viernes, soñó despierta con sus hijos y la imagen de ellos le devolvía a su cerebro la razón, la excusa perfecta al esfuerzo y los sinsabores. Nada podía con ella, nada era más fuerte que el bienestar que les aporta Carmen tras las diez horas de luminosa impunidad en el barrio de la gente de bien.
https://espacioulises.com/relatos/sospechosos/

sábado, 8 de julio de 2017

¿Cultura? Se paga 12 a 1



¿Cultura? Se paga 12 a 1

Viernes por la tarde, me encuentro adormilado frente a la pantalla del portátil, con las manos inmóviles depositadas en el teclado, y con la mente ensimismada en la soledad del pensamiento.
Por la ventana, el cielo del Valle de Ricote asoma encapotado, de un gris húmedo que amaga tormenta sin acabar de romper en lluvia, la tele aburriendo de fondo como tiene por costumbre.
Echo una ojeada desesperanzada a las redes sociales, y a la primera en el timeline encuentro un tweet de Bieito Rubido que me saca del letargo, en él nos informa que por internet transmiten en directo desde la plaza del Obradoiro el concierto de la Sinfónica de Galicia dirigida por Gustavo Dudamel, inmediatamente sigo el enlace hasta el director venezolano que se encuentra a medio magnifico discurso.
Después de hacerme eco por los mismos medios sociales, una duda asalta mi curiosidad, ¿Un evento tan importante e interesante, igual lo dan por algún canal de televisión?
Tras un rápido zaping ¡Oh mi gozo en un pozo! Las decenas de canales siguen empeñados en emitir los mismos programas infumables y refritos dignos de la peor de las cocinas que visita Chicote.
¿Nadie, ningún director de contenidos ha pensado, o se ha atrevido a buscar la diferencia con respecto a los demás?
No acabo de entender la uniformidad en la lucha en el estercolero de la programación, no me puedo creer que no se den cuenta, que ninguno tenga el arrojo de ser el primero en diferenciarse, aunque sea un rato, y apueste por ofrecer a la ciudadanía programas de calidad como el concierto antes mencionado, quizás esa apuesta de un par de horas le vuelva en forma de premio, el premio del éxito en las tan buscadas y canibalizadas audiencias.
Pero el problema puede ser que vaya más allá de la pequeña pantalla, y esta sólo sea un reflejo de la sociedad actual, de los valores perdidos, de la inmediatez falta de empática profundidad hacía uno mismo y lo que le rodea.
Una filosofía fomentada por y para los intereses de los poderes fácticos, cuya visión del ser humano a través del calidoscopio de los beneficios, le devuelve a la retina la imagen de simples consumidores.
El fin anterior se encuentra bien dirigido por otro poder, el servil poder público que también quiere relamer las sobras del pastel en el festín de los dividendos.
A modo de ejemplo, vemos en algunas comunidades autónomas la laxitud del legislador que sin ética ninguna permite que una región que no llega al millón y medio de habitantes, y que además sufre un alto índice de paro, en sus calles existan en la actualidad 307 casa de apuestas y subiendo.
¿Eso son las políticas sociales? No puede ser, no es honesto para las personas que estamos en el desempleo y que tenemos mucho tiempo libre.
No es justo, ni de recibo que desde las instituciones pongan tan fácil tentar a cada paso, en cada esquina, que se incite a dilapidar el triste y exiguo subsidio del que comen varias personas en cada hogar, es ruin que se aprovechen de los momentos de debilidad humana ante la necesidad de salir de la oscuridad del pozo, beneficiarse de quién la desesperación le lleva a buscar el golpe en la suerte que hasta hoy le fue esquiva.
Sres. Almidonados, apuesten por abrir más bibliotecas con horarios amplios todos los días del año, den ustedes más facilidades para las actividades económicas relacionadas con la cultura etc, en definitiva, apuesten por el futuro del conjunto de la sociedad y no solo por el suyo.


¿Cultura? Se paga 12 a 1: Jordi Rosiñol Lorenzo.

Operación Nikolai